Trois aptitudes antisociales pour améliorer votre écriture - Nadia Kalman

Trois aptitudes antisociales pour améliorer votre écriture - Nadia Kalman

El diálogo le da color a una historia, la hace emocionante y que avance. Romeo: ¿Me dejáis así insatisfecho? Julieta: ¿Qué satisfacción podríais tener esta noche? Romeo: El intercambio de vuestros votos leales de amor por mí. Sin diálogo: (canto de grillos) ¿Cómo escribir un diálogo efectivo? Bueno, hay habilidades sociales: hacer amigos, solucionar conflictos, ser agradable y educado. Nada de eso usamos ahora. En cambio, trabajaremos en lo que... llamaremos "habilidades antisociales". Si eres un escritor, quizá ya tengas algunas de ellas. El primero es escuchar a escondidas. Si vas en un autobús y oyes una conversación interesante, puedes anotarla. Por supuesto, cuando escribes ficción, no estás describiendo a gente real, estás haciendo personajes. Pero a veces las palabras que aciertas a oír [br]pueden darte ideas. "Yo no", dice alguien. "Yo te vi", le contesta. ¿Quién podría estar diciendo esas palabras? Quizá dos chicos en la escuela y el chico piensa que la chica lo empujó. Quizá sea una pareja, pero uno de ellos es un vampiro y la mujer vampiro vio al hombre coquetear con una zombie. O quizá no. Quizá los personajes son un adolescente y su madre y se supone que son vegetarianos, pero la madre lo vio comer una hamburguesa. Digamos que te has decidido por algunos personajes. Esta es la habilidad antisocial número dos: empieza a pretender que son reales. ¿Cómo son? ¿De dónde son?¿Qué música escuchan? Pasa tiempo con ellos. Si estás en el autobús, piensa qué podrían estar haciendo si estuvieran ahí también. ¿Estarían hablando por teléfono, oyendo música, haciendo dibujos, durmiendo? Lo que digan dependen de quiénes son. Una persona mayor podría hablar muy [br]diferente que una joven. Alguien del sur podría hablar muy diferente[br]que uno del norte. Una vez que conoces tus personajes, puedes averiguar cómo hablan. En esta etapa, es útil usar la habilidad antisocial número tres: murmúrate a ti mismo. Cuando dices las palabras de tu personaje, puedes oír si suenan naturales y ajustarlas de ser necesario. Recuerda, la mayoría de la gente a menudo es bastante informal al hablar. Usan un lenguaje simple y contradictorio. Así, "No te propongas mentirme" suena menos natural que "No intentes mentirme". También sé breve. La gente tiende a hablar con frases cortas, no largos discursos. Deja que el diálogo haga el trabajo. Pregúntate: ¿en verdad necesito ese adverbio? Por ejemplo, "El dinero o la vida —le dijo amenazadoramente". Aquí "amenazadoramente" es redundante, así que puedes quitarlo. Pero si las palabras o las acciones no concuerdan, un adverbio puede ser útil. "El dinero o la vida —le dijo amorosamente". En resumen: Primero, oír a escondidas. Luego, pretender[br]que los personajes son reales. Finalmente, murmúrate y anota todo. Ya tienes todo lo que necesitas. Esto es un diálogo ficticio o "Cómo escuchar[br]voces en la cabeza".

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